A veces, dejar atrás ciertas situaciones de la vida puede ser un desafío abrumador. Nos encontramos atrapados en recuerdos, proyectos inconclusos o sueños que ya no tienen cabida en nuestro presente, pero que aún pesan en el corazón. Esa sensación de estar estancados nos invade, como si una fuerza invisible nos impidiera avanzar hacia nuevas oportunidades. Soltar lo que alguna vez fue importante no es sencillo, y el temor a lo desconocido suele reforzar ese apego que tanto nos cuesta romper.
En esos momentos de oscuridad y confusión, muchas personas buscan refugio en la fe, dirigiendo sus pensamientos hacia Dios en busca de fortaleza y guía. Elevar una plegaria puede ser una forma de expresar lo que las palabras cotidianas no alcanzan a decir, dejando en sus manos el peso de nuestras preocupaciones. Es un acto de rendición y confianza, una manera de pedir claridad para encontrar el camino correcto y la valentía para decir “basta” cuando algo ya no nos hace bien.
Por eso, hoy queremos compartir contigo esta plegaria, para que puedas conectarte con lo más profundo de tu ser y encontrar en la oración el consuelo y el apoyo que necesitas. Que estas palabras te envuelvan en paz y te impulsen a seguir adelante, dejando atrás lo que ya cumplió su ciclo y abriendo espacio a lo nuevo que está por llegar.
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Esta plegaria te brindará una guía para entablar una conversación con Dios y pedirle ayuda para superar esos momentos complejos de tu vida. Puedes rezarla tal como está o adaptarla a tus propias palabras, permitiéndote expresar tu petición de manera sincera y personal.
Esta poderosa oración fue escrita por Teresita María Feyuk y publicada en el portal del Centro de Psicología y Familia, con el propósito de acompañar a quienes deseen liberarse de pensamientos y situaciones que ya no aportan a su bienestar.
“Señor, hoy deseo entregarte todo aquello que impide dar el siguiente paso en mi vida.
Tengo los pies atados, cadenas pesadas de culpas, errores cometidos, decepciones y amores imposibles y frustrados que lastimaron mi alma.
Quiero, con la mirada puesta en Ti, dar pasos seguros hacia la esperanza, la alegría y el bienestar. Tú me quieres feliz, pleno y lleno de paz.
Por eso hoy te consagro el pasado guardándolo en tu Corazón misericordioso; mi presente lo dejo en tus manos y mi futuro a la Providencia de tus cuidados.
Hoy cierro ciclos, pero abro puertas de esperanza y alegría
aferrándome a tu poderosa mano y a la celestial compañía de mi Madre Santísima.
A partir de hoy serán nuevas todas las cosas porque todo te lo confío. Amén”
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