Antes de acercarte al sacramento de la confesión, es importante tomarte el tiempo necesario para reflexionar sobre tu vida, tus acciones y aquello que te ha alejado de Dios. Este no es un paso que deba tomarse a la ligera, ya que implica mirar con honestidad y humildad tu propio corazón. La confesión es un encuentro con la misericordia divina, en donde la reconciliación comienza con el reconocimiento sincero de tus errores al Señor.
Sin embargo, este proceso puede ser difícil, no siempre es sencillo identificar claramente los pecados cometidos, pues muchas veces nuestras acciones se ven influenciadas por justificaciones o por la costumbre. Por eso, antes de confesarte, es esencial buscar la guía de Dios a través de la oración. Este momento de introspección te permitirá disponer tu alma, aclarar tu conciencia y acercarte con un corazón realmente arrepentido y deseoso de cambio.
La Congregación de Misioneros Oblatos de los Corazones Santísimos cuenta con una oración apta para que la realices antes de confesarte, con el fin de que por medio de esta reconozcas tus fallas y pidas perdón de corazón:
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“Padre, Tú te compadeces de toda la humanidad, nos acoges y nos concedes tu auxilio cuando lo necesitamos. Abre ahora mis ojos, para que sepa ver el mal que he cometido y el bien que he dejado de hacer, y toca mi corazón, para que me convierta sinceramente a ti. Cura y fortalece mi debilidad, renueva en mí tu amor: así resplandecerá en mis obras la imagen de tu Hijo, seré testigo de tu bondad entre la humanidad y viviré en comunión con mis hermanos en la Iglesia. Concédeme, Padre, tu luz, por Jesucristo, hermano y guía de toda la humanidad.
Padre todopoderoso, lleno de bondad y misericordia, aquí estoy de rodillas ante ti. Quiero confesarte los pecados con que te he ofendido, Padre mío.
Padre, posa sobre mí tu mirada misericordiosa. Mírame, como lo hiciste a través de los ojos de tu Hijo Jesucristo, que vio a aquella mujer pecadora que comparecía ante Él y no la condenó. Concédeme la gracia de la contrición y propósitos firmes de enmienda, para que sea capaz de comparecer ante tu presencia, dispuesto a comenzar una nueva vida a la luz de tu Palabra.
Padre bueno, concédeme tu gracia para que pueda desde ahora llenarme de gozo, mientras me preparo a encontrarme contigo, en el Sacramento de la reconciliación. Haz que desaparezcan en mi todo miedo y vacilación, de tal suerte que sepa, como debo confesar mis pecados. Envía tu Espíritu sobre mi, para que los recuerde todos y sienta dolor por ellos. Dame el valor para no mantener en secreto ningún pecado, abriendo mi alma ante ti con toda sencillez y sinceridad.
Amén.”
Igualmente, la Congregación de Misioneros también brinda una corta oración de agradecimiento que puedes hacer luego de que te hayas confesado:
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“Te agradezco, Señor, el haberme perdonado mis faltas;
Haz que te ame cada día más y que siempre haga tu Santísima Voluntad.
Virgen Santísima, intercede por mí y guárdame en la gracia de Dios,
Como estoy en estos momentos.
Cuida mis sentidos y mi corazón hasta mi muerte.
Amén.”
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