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Oración a la Santísima Trinidad para casos difíciles y urgentes: ¿a qué hora hacerla?

Las oraciones además de ser una conexión con Dios y los demás Santos, es también una plegaria para nuestra necesidades.

Karen Dayann Bermúdez
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Persona orando con una biblia.
Cuando oramos, solemos poner en manos de Dios y los Santos nuestras vidas, lo que incluye toda preocupación, problema, necesidad, entre otras cosas; esto, esperando tener completa sabiduría para salir adelante frente a todo. De igual forma, al hacer esto buscamos crear y fortalecer una relación con el Señor y tener por siempre su presencia, ya que a veces podemos sentirnos perdidos y necesitamos de Él.

De acuerdo con la Red Católica Mundial EWTN, la Santísima Trinidad es el misterio central y principal de la fe y de la vida cristiana, es el misterio de Dios, “es la enseñanza más fundamental y esencial en la jerarquía de las verdades de fe”; además, toda la historia de la salvación es el relato de que Dios, quien es Padre, Hijo y Espíritu Santo se muestra a los hombres, los aleja del pecado para unirlos nuevamente a su ser.

¿Qué oración hacer a la Santísima Trinidad?

La Santísima Trinidad tiene una variedad de oraciones para diferentes situaciones y objetivos, pero en momentos de dificultad, necesidad y urgencia, podemos suplicar a la Santísima Trinidad que nos ayude y nos permita superar cualquier adversidad. Píldoras de Fe expresa que esta oración debe ser realizada durante 9 días consecutivos, ideal en horas de la mañana:

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“Te adoro, oh Dios mío, un Dios en tres personas; me aniquilo ante tu Majestad. Solo Tú eres el ser, la vida, la verdad, la belleza y la bondad. Te glorifico, te alabo, te agradezco y te amo, todo incapaz e indigno como soy, en unión con tu querido hijo Jesucristo, nuestro Salvador y nuestro Padre, en la misericordia de su corazón y por sus infinitos méritos. Deseo servirte, agradarte, obedecerte y amarte siempre, en unión con María Inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra, amando también y sirviendo a mi prójimo por Ti. Por lo tanto, dame tu Santo Espíritu para que me ilumine, corrija y guíe en el camino de tus mandamientos y en toda la perfección, hasta que lleguemos a la felicidad del cielo, donde te glorifiquemos por siempre. Amén.

Quiero rogarte con todas las fuerzas de mi corazón, alma, mente y espíritu, que me concedas ayuda en este caso difícil que te presente. Si es tu voluntad, alcánzame tu auxilio y dame tu protección, tu gracia y tu bendición en esta cauda urgente que necesito. Amén.

Debes mencionar tu petición.

Cierra rezando el Gloria 7 veces.

Novena a la Santísima Trinidad

ETWN ofrece una novena de tres oraciones y un “acto de ofrecimiento” para hacer a cualquier hora del día y tener siempre la presencia de la Santísima Trinidad:

Oración 1. Beata Isabel de la Trinidad

“¡Oh Dios mío, trinidad adorable, ayúdame a olvidarme por entero para establecerme en ti!

¡Oh mi Cristo amado, crucificado por amor! Siento mi impotencia y te pido que me revistas de ti mismo, que identifiques mi alma con todos los movimientos de tu alma; que me sustituyas, para que mi vida no sea más que una irradiación de tu propia vida. Ven a mí como adorador, como reparador y como salvador…

¡Oh fuego consumidor, Espíritu de amor! Ven a mí, para que se haga en mi alma una como encarnación del Verbo; que yo sea para él una humanidad sobreañadida en la que él renueve todo su misterio.

Y tú, ¡oh Padre!, inclínate sobre tu criatura; no veas en ella más que a tu amado en el que has puesto todas tus complacencias.

¡Oh mis tres, mi todo, mi dicha, soledad infinita, inmensidad en que me pierdo! Me entrego a vos como una presa; sepultaos en mí para que yo me sepulte en vos, en espera de ir a contemplar en vuestra luz el abismo de vuestras grandezas.”

Oración 2. Santa Catalina de Siena

“¡Oh Trinidad eterna! Tú eres un mar sin fondo en el que, cuanto más me hundo, más te encuentro; y cuanto más te encuentro, más te busco todavía. De ti jamás se puede decir: ¡basta! El alma que se sacia en tus profundidades, te desea sin cesar, porque siempre está hambrienta de ti, Trinidad eterna; siempre está deseosa de ver tu luz en tu luz. Como el ciervo suspira por el agua viva de las fuentes, así mi alma ansía salir de la prisión tenebrosa del cuerpo, para verte de verdad…

¿Podrás darme algo más que darte a ti mismo? Tú eres el fuego que siempre arde, sin consumirse jamás. Tú eres el fuego que consume en sí todo amor propio del alma; tú eres la luz por encima de toda luz…

Tú eres el vestido que cubre toda desnudez, el alimento que alegra con su dulzura a todos los que tienen hambre. ¡Pues tú eres dulce, sin nada de amargor!

¡Revísteme, Trinidad eterna, revísteme de ti misma para que pase esta vida mortal en la verdadera obediencia y en la luz de la fe santísima, con la que tú has embriagado a mi alma!”

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Oración 3

“Creo en Ti, Dios Padre,
Creo en Ti, Dios Hijo,
Creo en Ti, Dios Espíritu Santo,
pero aumentad mi fe.

Espero en Ti, Dios Padre,
Espero en Ti, Dios Hijo,
Espero en Ti Dios Espíritu Santo,
pero aumentad mi esperanza.

Te amo Dios Padre,
Te amo Dios Hijo, mi Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero,
Te amo Dios Espíritu Santo,
pero aumentad mi amor.

Gloria al Padre,


Gloria al Hijo,
Gloria al Espíritu Santo,
Gloria a la Santísima e indivisa Trinidad,
como era en el principio, ahora y siempre,
por todos los siglos de los siglos. Amén.
Padre omnipotente, ayuda mi fragilidad y sácame del abismo de mi miseria.
Sabiduría del Hijo, endereza todos mis pensamientos, palabras y obras de este día.
Amor del Espíritu Santo, sé el principio de todas las obras de mi alma,
para que sean siempre conformes con la Voluntad del Padre.

A Ti, Padre Ingénito,
A Ti, Hijo Unigénito,
A Ti, Espíritu de Santidad,
Un solo Dios en Trinidad,
De todo corazón te confieso,
te bendigo, te alabo.

A Ti, Trinidad Santísima se te dé siempre, todo honor,
gloria y alabanza por toda la eternidad.

Amén.”

Acto de ofrecimiento

“¡Oh beatísima Trinidad!, os doy palabra de procurar con todo esfuerzo y empeño salvar mi alma, ya que la creasteis a vuestra imagen y semejanza y para el cielo. Y también por amor vuestro procuraré salvar las almas de mis prójimos.

Para salvar mi alma y daros gloria y alabanza, sé que he de guardar la divina ley. Os doy palabra de guardarla como la niña de mis ojos, y también procuraré que los demás la guarden.

Aquí, en la tierra, me ejercitaré en alabaros, y espero que después lo haré con más perfección en el cielo; y por esto, con frecuencia rezaré el Trisagio y el verso: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Y también procuraré que los demás os alaben. Amén.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo.

Alabémosle y ensalcémosle en todos los siglos.

Omnipotente y sempiterno Dios, que concediste a tus siervos el conocer la gloria de tu eterna Trinidad en la confesión de la verdadera fe y el adorar la Unidad en tu augusta Majestad; Te rogamos, Señor, que por la fuerza de esa misma fe nos veamos siempre libres de todas las adversidades. Por Cristo, Señor nuestro.

Amén.”

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