El huevo es un alimento básico en muchas culturas y utilizado en diversas preparaciones culinarias; sin embargo, a pesar de su facilidad de cocción y beneficios nutricionales, es común escuchar diferentes recomendaciones sobre cómo manipularlo correctamente, especialmente con relación al lavado. Algunas personas aseguran que lavar los huevos antes de cocinarlos es una práctica necesaria para eliminar posibles contaminantes, mientras que otras advierten sobre los riesgos de hacerlo.
La controversia sobre si es seguro o no lavar los huevos tiene que ver con el proceso de producción y el cuidado en su manipulación. Los huevos se producen bajo estrictas condiciones de higiene, y en muchos países, se comercializan con una capa protectora natural sobre la cáscara, que actúa como una barrera contra bacterias y otros contaminantes.
Aun así, algunos temen que, al lavar los huevos, esta capa protectora se elimine, exponiendo el interior del huevo a bacterias como la Salmonella.
La duda se centra principalmente en una bacteria conocida como Salmonella, que puede estar presente en la cáscara del huevo y, si no se maneja adecuadamente, puede causar enfermedades graves en los seres humanos.
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Si bien no todos los huevos están contaminados con esta, el riesgo existe y es importante conocer cómo evitar la transmisión de la infección. A pesar de que la salmonella no siempre está presente, el riesgo aumenta si los huevos no se almacenan adecuadamente o si no se cocinan a temperaturas suficientemente altas.
La Granja Pinseque en España, afirma que cuando un pollo se está desarrollando en el huevo, necesita hacer un intercambio de gases con el exterior y la cáscara permite perfectamente que realice esta función sin dejar que entren microorganismos; por lo cual, cuando un huevo se lava es posible que se rompa la capa externa y quede expuesto a que ingresen bacterias y ponga en riesgo su consumo.
Esto quiere decir que los huevos no se deben lavar bajo ninguna circunstancia si no se quiere dañar la capa natural y mucho menos contraer Salmonella; igualmente, la Administración de Alimentos y Medicamentos o FDA, por sus siglas en inglés, recomienda la forma correcta de preparar los huevos para evitar esta bacteria:
Aunque la práctica de lavar los huevos antes de cocinarlos es común en algunos hogares, es mejor evitarlo para no comprometer la seguridad alimentaria; por lo tanto, la forma más segura de manejar los huevos es asegurarse de almacenarlos en un lugar adecuado, cocinarlos a temperaturas altas y mantener una higiene adecuada al manipularlos.
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En resumen, la clave para evitar la Salmonella no radica en lavar los huevos, sino en cómo se manejan y cocinan. Siguiendo estas recomendaciones, es posible que disfrutes de este alimento sin riesgos para tu salud. La seguridad alimentaria depende en gran medida de las prácticas de manipulación adecuadas, y aprender a manejar los huevos correctamente puede marcar la diferencia entre un plato delicioso y una posible enfermedad.
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