Niña tapándose la cara y sus padres atrás.

Niña tapándose la cara y sus padres atrás. (Getty Images)

Cuándo afecta más a un niño el divorcio de sus papás: ¿antes o después de los 5 años?

El divorcio parental afecta significativamente a la psicología de los niños de acuerdo a su edad. Esto es lo que dice la psicología sobre dichas situaciones.

Karen Dayann Bermúdez

Las separaciones y divorcios son situaciones que se han presentado con mayor frecuencia en la sociedad actual, siendo un impacto para los integrantes del núcleo familiar, pero que se pueden generar debido a la confusión, inseguridad, angustia emocional y más, que debilitan con el tiempo las relaciones de los padres; de hecho, en ocasiones estos conflictos pueden durar mucho tiempo, afectando directamente a la estabilidad mental de los niños cuando se tienen.

Hoy en día, alguno de los casos pueden llegar un tribunal esperando a que un juez ayude a resolver los conflictos existentes y llegar a un común acuerdo. No obstante, cuando se presenta un divorcio en un hogar donde hay presencia de hijos, muchas veces no se considera de qué forma se puede arriesgar a los niños con estas decisiones, y que pueden llegar hasta la perjudicación durante su vida.

¿En qué edad afecta más el divorcio a un niño?

Percibir un divorcio no ocurre de la misma manera para los niños y adolescentes, estas situaciones afectan dependiendo la edad y momento por el que el niño esté pasando, es decir, no es lo mismo que un bebé tome de igual forma la separación de sus padres, a como la tomaría un niño más grande o un joven; así como el tipo de relación que tengan los padres antes, durante y después de ello.

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De acuerdo con Mentes Abiertas Psicología, una entidad española conformada por psicólogos de diferentes áreas, estas son las afectaciones que tiene el divorcio parental para cada rango de edad:

  • De 0 a 5 años:

Durante los inicios de la infancia, los niños pueden ser más susceptibles ante la separación de sus padres, pues en esta edad los pequeños tienden a tener mayor dependencia emocional de ellos, buscando una estabilidad y seguridad en su entrono familiar. Cuando esto sucede, lo que puede generar en el niño son sentimientos de confusión, miedo y ansiedad, por lo que estarán en un constante cuestionamiento hacia sus papás para entender qué es lo que está pasando.

  • De 6 a 11 años:

Al ser un poco más grandes y tener mayor capacidad de razonamiento, los niños pueden comprender un poco más fácil el divorcio; sin embargo, es posible que presenten emociones en las que se niegan a aceptar el estado de sus padres, siendo conscientes de los problemas en su hogar que provocan sentimientos de tristeza y enojo, pues a veces llegarían a creer que ellos son los culpables.

  • De 12 a 18 años:

Esta tiende a ser la etapa de mayor complejidad para tratar, entendiendo que en este rango de edad los jóvenes se encuentran en un momento de autodescubrimiento e independencia y, por ello, también podrían tomar la noticia con gran sensibilidad, reaccionando con enojo y resentimiento. Además, esta situación logra convertirse en ocasiones en un carga para sí mismos, a lo cual intentan escapar actuando con rebeldía.

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Entre tanto, Psicología Infanto-Juvenil Mallorca, un departamento de atención psicológica de infancia y adolescencia que pertenece al Instituto Psicología-Sexología Mallorca, explica que los divorcios parentales traen consigo efectos sociales que recaen sobre los niños, que frecuentemente podría conllevar afectaciones psicológicas; entre estos se encuentran:

  • El desarrollo de emociones que van desde la tristeza hasta la ira; esto se debe a la incertidumbre que hay sobre su futuro.
  • Como se mencionó, algunas veces pueden creer que por sus actos y comportamientos sus padres se separaron.
  • Se crean conflictos internos en los que el niño no sabe a quién debe acudir, obedecerle, e incluso, con quién debería quedarse.
  • En casos extremos algunos niños pueden comenzar a tener problemas de comportamiento, como la agresividad, rebeldía, poca concentración y la dificultad en el buen desempeño académico.
  • En el cambio de residencia con alguno de los padres no siempre es mejor el que el padre decida sino el que el niño desee.
  • Cuando el padre con el que el niño convive no está presente en la mayoría del tiempo, trae repercusiones en las que puede llegar a crear un sentimiento de soledad y, aún más, cuando no se le permite convivir con la otra parte parental.
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