En el día a día de la fe católica no pueden faltar las oraciones para la protección nuestra y de nuestros allegados, pues encomendarnos a Dios nos hace sentir más seguros y confiados de que todo puede salir como planeamos y esperamos. Por lo general, muchas personas no olvidan que la sanación también puede ser para nosotros, por lo que entramos en la búsqueda de sanar y superar desesperos, preocupaciones, dolores y más cosas para pedir ayuda del cielo.
Sin embargo, aunque intentemos, podemos llegar a tener días en los que solo deseemos tener paz interior y sanar todo aquello que nos aqueja desde hace tiempo o recientemente, ya que si no nos sentimos en calma podemos no actuar y desempeñarnos como deberíamos. La sanación de nuestro corazón, nuestra alma y demás, es indispensable para vivir en serenidad.
El Papa Francisco en la Casa Santa Marta, en el Vaticano, explicó que para tener la salvación, la sanación, la compasión del Señor, podemos recordar cuando el leproso pidió que Jesús lo sanara; episodio el cual puede ser dividido en tres etapas: la invocación del enfermo, la respuesta de Jesús y las consecuencias de la curación.
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Durante su partición le dijo a Jesús una oración tan sencilla que puedes repetir diariamente y cuando necesites e implores por tu sanación, “Si quieres, puedes…”, asimismo, el Papa afirmó que esta puede ser una oración llamativa para el Señor “Es un desafío, pero también es un acto de confianza. Yo sé que Él puede y por esto me encomiendo a Él”.
Expone que si deseas tu sanación, simplemente puedes repetir cuantas veces desees “Señor, si tú quieres puedes sanarme; si tú quieres puedes perdonarme; si tú quieres puedes ayudarme” o algo con mayor amplitud, como “Señor, soy pecador, ten piedad de mí, ten compasión de mí”.
Igualmente, Píldoras de Fe, nos recuerda que la sanación no solo va por la salud, sino también por nuestro espíritu, nuestra mente, nuestro corazón, y por esto, es también importante pedir por ello.
“Señor Jesucristo, vengo ante ti ahora en gran necesidad de tu compasión de tu sanación. Tú eres el médico de médicos, el que atiende cada una de las partes de nuestra vida para que encontremos salud, bienestar y alegría. Humildemente, te pido que envía tu poder de sanación a cada área afectada de mi cuerpo, cada herida interior, dolor emocional o físico.
Te entrego todos mis errores y faltas, te pido perdón por ellos, solo tu amor podrá darme la capacidad de ser mejor. Te pido sanación por todas aquellas emociones malsanas que he albergado en mi corazón, ira, rencor, deseo de venganza, amargura, frustración, debido a algunas situaciones del pasado que fueron muy dolorosos y que causaron un grave daño a mi salud. Elijo perdonar Señor, incluyendo a las personas que más me han herido. Libero mi deseo de recibir una disculpa y de que otros reconozcan la injusticia a la que estuve sometido.
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Ya no deseo llevar esa carga. Perdónales tú también y perdóname a mí. Derrama tu unción poderosas y sanadora a través de este acto de perdón y libérame ya de estas prisiones de sufrimiento. En ti confío mi Dios, sé que estás aquí para sanarme y para darme nueva vida. Amén.”
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