Posteriormente, saltó a la televisión como presentadora de programas de variedades y farándula, consolidándose como uno de los rostros más queridos de la pantalla. Su carisma y profesionalismo le han permitido mantener una sólida carrera durante más de dos décadas, además de incursionar en proyectos empresariales relacionados con la moda y el bienestar.
Sin embargo, una de las sombras que más la ha perseguido está relacionada con su separación con Lincoln Palomeque, quien además es el padre de sus hijos Matías y Salvador.
Pese a que todo ocurrió en 2022, varios televidentes e internautas los consideraban una de las parejas más queridas de la farándula colombiana. Sin embargo, su amor no dio más y se sabe que ahora son grandes amigos.
La pareja ha revelado pocos detalles de su separación. Según las malas lenguas, todo se habría dado por una supuesta infidelidad, cosa que nunca se ha confirmado. Ahora, luego de varios años, Carolina Cruz decidió sincerarse y por medio de su pódcast ‘Mi mundo, mis huellas, mi verdad’ reveló detalles poco conocidos del porqué decidió separarse del actor.
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Según comentó, uno de los motivos más fuertes fue por qué se quería casar, aunque comentó que fue una decisión mutua vivir en unión libre, ella fue muy “permisiva” y no fue capaz de decirle quería formalizar su romance.
“A mí me faltó ser más fuerte en algún momento de la vida y decirle, ‘oye, yo sí me quiero casar, si tú no te quieres casar es tú problema, pero yo sí quiero’, pero yo a lo largo de mi vida he sido muy permisiva con muchas cosas, en el buen sentido, uno tiene que aprender a poner límites… Yo era muy permisiva en la relación, no en el tema de un maltrato, no hablo de cachos ni de infidelidades, pero fui muy permisiva en no decir lo que no me parecía o en no decir cosas con las que no estaba de acuerdo en su momento por evitar”, explicó la presentadora en su pódcast.
Asimismo, aseguró que la distancia por el trabajo y el tiempo hizo que su relación se transformara: Yo soy cero tóxica. Cuando él me decía que se iba un mes yo decía, ‘pues que se vaya, no importa, no pasa nada, yo confío en él’ y lo que termina pasando con la distancia y con todo este tipo de negociaciones que tienen las parejas es que pensamos que está bien y no está bien. En mi momento debí decir, ‘yo sí me quiero casar, quiero entrar a la iglesia vestida de blanco’ porque en alguno lo pensé, pero después dije, ‘¿para qué? No importa, qué pereza, un vestido blanco, una fiesta, los invitados, la comida’, y me fui acomodando a la circunstancia”.
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