Superar una relación amorosa no es tarea fácil, ya que esto puede llegar a afectar todos los aspectos de su vida: quita el hambre, da insomnio, genera estados de ánimo diversos, sin contar las largas jornadas destinadas a llorar y a pensar en aquello que pudo ser, pero no fue.
En Colombia, no hay mejor palabra para definir ese duelo del corazón que la tusa. Esta famosa expresión refleja el martirio en el que puede convertirse el proceso de olvidar a una persona a la que amamos.
Para pasar la tusa de manera más amena, le dejamos cinco consejos que le pueden servir para sobrevivir a este trago amargo que genera un rompimiento amoroso.
Hay que comenzar por aceptar. Las primeras semanas después de la ruptura son difíciles, pues se intenta lidiar con la ciega esperanza de que en algún momento aquella persona aparecerá con un mensaje y todo volverá a ser como antes.
La situación se complica cuando eso nunca sucede y entonces comienzan a aparecer frustraciones que, con el tiempo, causan fatiga emocional y física. Para evitar prologar el dolor, hay que ser consientes y aceptar que el final llegó.
Y va a llorar, como dice Chente, pero no está mal. Hay que vivir cada una de las etapas de la tusa, sin presiones, darse tiempo debe ser primordial. Así que: escríbalo, llórelo, permítase sentirlo y no lo niegue: las cosas se acabaron, pero todo estará bien.
No es lo mismo llorar solo que acompañado. Así que, de vez en cuando, permítase expresar su dolor con las personas con las que mejor se sienta. No le tema a mostrarse vulnerable y acepte un abrazo que nunca sobra en estos momentos.
Trate de rodearse de personas que le permitan hablar y desahogarse, sin que la juzguen. Las frases como “No esté así”, “Yo le dije que esa persona no era” o “deje de llorar”, sobran en este proceso.
Por el contrario, lo ideal sería encontrar amigos y familiares que realmente estén dispuestos a escucharlo y, sobre todo, a apoyarlo. Necesita más personas que le digan: “hagamos cosas juntos” o “estoy para lo que necesites”.
Ya sabemos que tenemos que darle tiempo al dolor, pero también hay que darle tiempo a la felicidad. Si bien es un momento difícil, es bueno intentar darle un giro al dolor y, por qué no, disfrutarse la tusa.
Aquí le damos algunas ideas que le pueden servir para cambiar un poco el chip:
A veces el dolor es más fuerte de lo que se imaginaba. Se intenta de todas las maneras dejar de pensar, pero, aunque pasa el tiempo, parece que el corazón es terco y no cede.
En estos casos, una buena opción es ir a terapia y consultar con un profesional que puede ayudarle a cerrar la ventana del dolor. Además de que será un lugar seguro para expresarse, también le podrá facilitar herramientas para afrontar y manejar mejor las emociones.
Estar entusado es difícil, a veces lo primero que se hace después del rompimiento es intentar ahogar las penas en alcohol y en medio del desamor, se piensa que la mejor opción para superar a la persona que se fue es entrar en una nueva relación.
¡No se haga ese daño! Los psicólogos señalan que comenzar un nuevo vínculo amoroso no le permitirá vivir el duelo. Estará engañándose a usted mismo, creyendo que ha logrado manejar el dolor, cuando en realidad solo está tapando lo que pasó.
Dese tiempo, no se apresure. Del afán no queda sino el cansancio, y puede que la jugada termine causándole más daño a usted e, incluso, herir a otra persona.
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