El objetivo de muchas parejas a veces es mantener la relación toda la vida, ya que sienten que son almas gemelas que deben estar juntas por siempre; sin embargo, hay obstáculos y dificultades que las ponen a prueba. En el ciclo del enamoramiento existen varios factores que hacen que dos personas se unan, según la biología, el primer peldaño es la atracción física y sexual. Luego de ello, se van desarrollando los demás factores, sin embargo, a través del tiempo uno de ellos se va desgastando hasta generar una ruptura en el vínculo.
Una de las causas para que una relación pueda llegar a su fin es la compenetración sexual. En una entrevista para el Cronista, José Antonio Hinojosa Poveda, catedrático del Departamento de Psicología Experimental, Procesos Cognitivos y Logopedia de la Universidad Complutense, la importancia de lo sexual en una relación se puede disminuir, causando grandes problemas de estabilidad en un noviazgo o matrimonio.
Para que una relación tenga un inicio, desde la psicología se plantea la teoría triangular, la cual contiene tres puntos de unión: la pasión, la intimidad y el compromiso. Durante los primeros meses, lo más importante es la atracción física. Tras tres años de compromiso, a pesar de que la pasión sigue teniendo relevancia; la intimidad y el compromiso toman más fuerza.
Con el tiempo, la pasión y atracción sexual se pueden transformar, permitiendo la llegada de la complicidad. Esto genera una fisura en el triángulo, haciendo que la relación tenga probabilidades de acabarse. Una ruptura activa regiones cerebrales vinculadas al dolor físico, es por ello, que la terminación de un noviazgo o matrimonio puede causar sensaciones de un “corazón roto”.
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Una vez se termina una relación amorosa, es probable que una de las dos partes pase por diferentes fases del desamor, estas son:
Una pérdida o ruptura no siempre se asimila una vez sucede el hecho. En principio es difícil asumir el hecho como algo que hace parte de la realidad, a esto se le llama estar en estado de shock o embotamiento emocional.
En un proceso de buscar razones o culpables en la terminación de la relación, nace el sentimiento de ira. A la vez este, fortalece la negación de lo que está pasando.
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Una de las facetas, derivadas de la negación, es la negociación, la cual surge como una “opción” para salvar la relación. En este paso, la persona tiene un sentimiento de esperanza de que todo puede cambiar y volver a ser como antes. Incluso, hay personas que recurren a los “amarres” para evitar que la otra persona se aleje.
En este punto, después de ver que ya no hay más que hacer para retomar el vínculo, la persona empieza a asimilar que no hay paso atrás, y que la perdida es definitiva. Esto produce sentimientos de tristeza y desesperanza.
Luego de superar las otras fases, se llega a la parte en la cual la persona comprende lo que pasó y obtiene llegar a un estado de calma.
A pesar de que la atracción sexual puede ser uno de los motivos de separación, también existen otras razones por las cuales una pareja se puede separar, como factores económicos, diferencias en las proyecciones a futuro, atracción física y sexual por otras personas, entre otra razones.
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