“Lavé burdeles, comí de las basuras”: Alzate habló de su dura vida en Estados Unidos
Antes de ser reconocido como una de las figuras más relevantes del género popular, el artista colombiano tuvo que enfrentarse a una serie de obstáculos que lo marcaron para siempre.
Con éxitos como ‘Maldita traición’, ‘Voy a agarrar carretera’ y ‘Ni que fueras la más buena’, el hombre de 43 años logró encabezar el Top20 Popular de Monitor Latino Colombia. Asimismo, ingresó al listado de Hot Song General de la misma herramienta de monitoreo.
Aunque Alzate ha logrado cosechar una serie de éxitos que le han permitido sobresalir en la escena musical nacional, no siempre todo ha sido ‘color de rosa’, pues antes de salir del anonimato y alcanzar la fama, el artista antioqueño tuvo que atravesar una serie de obstáculos que lo tuvieron ‘pendiendo de un hilo’ hasta el último momento.
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¿Alzate persiguió el sueño americano?
En una entrevista para Bésame, el intérprete de ‘Tres días de tusa’ contó que en un principio las cosas no fueron fáciles y que el éxito no llegó de la noche a la mañana. Según él, en sus inicios tuvo que “hacer trabajos, duros, difíciles, pero dignos que a muchos emigrantes les toca hacer todos los días” en Estados Unidos.
Desde limpiar burdeles a las tres de la mañana hasta realizar trabajos de carpintería fueron algunas de las tareas que llevó a cabo el antioqueño durante su estadía en norteamérica.
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Contrario a lo que muchos piensan, Alzate se sentía cómodo y, al parecer le gustaba, pues expresó con propiedad que fue uno de los momentos en donde mejor comió, ya que él “buscaba las basuras de los restaurantes finos que botan la basura empacada, en papel aluminio, en bolsas de papel” para alimentarse.
De acuerdo con su anécdota, él terminaba en un parque público de Los Ángeles con más de dos bolsas de sándwiches de caviar o algunas pastas desconocidas para su paladar.
A pesar de las adversidades, Alzate resaltó que situaciones complejas como estas son las que debe vivir y afrontar todo soñador que tenga metas por cumplir, ya que, como él lo afirmó, “el que quiere llegar al oasis y tomar agua fresca, tiene que cruzar el desierto”.
