Es una técnica permanente que inserta pigmento con ayuda de agujas pequeñas con el fin de embellecer, corregir o mejorar algunos rasgos de la mirada, función que cumple las cejas.
Esta técnica, por lo contrario, es apenas semipermanente, pero tiene el mismo objetivo que la micropigmentación, corregir o incluso reconstruir la ceja que tiene poco pelo; se realiza vello de forma artística, creando un efecto natural.
Además, no es para todas las personas: “No se lo deben realizar personas que sufren de diabetes, de problemas de coagulación o que estén tomando medicamentos para la anticoagulación”, recomendó el especialista.
Por otra parte, el medio también consultó a Catalina Jaramillo, especialista en cejas, quien señaló que otro de los riesgos comunes se presentan debido al abuso de estos procedimientos, cuando se quiere tener siempre el resultado de la primera vez.
“En la micropigmentación es como si uno tuviera una gripa, pues el folículo se va tapando, pero el problema es que cuando se empiezan a hacer dos o tres retoques y termina quedando un tatuaje, lo que puede generar la muerte folicular porque queda obstruido por el pigmento”, contó Jaramillo.