Desde hace siglos la iglesia católica se ha encargado de imponer a sus devotos algunas reglas de comportamiento y ha definido lo que se considera como pecado o no. Respecto a la sexualidad son muchos los imaginarios religiosos, entre ellos el más conocido es acerca de mantener relaciones sexuales hasta el matrimonio. Imaginario que aún sigue vigente.
Pues este acto solo es permitido, según la iglesia católica, para aquellas parejas que cumplan con el requisito de contraer matrimonio ante Dios y que además se realice con fines reproductivos. Sin embargo, la iglesia se ha vuelto más flexible y ahora reconoce que algunas posiciones sexuales son permitidas dentro del acto.
La forma en que tengas intimidad con tu pareja dejó de clasificarse como pecado, pues según el Vaticano “la manera en que los esposos se demuestren amor, es un acto que demuestra respeto hacía la maternidad y paternidad”.
En la página web del Vaticano también explican que, “cuando dicho amor se actúa en el matrimonio, el don de sí expresa, a través del cuerpo, la complementariedad y la totalidad del don; el amor conyugal llega a ser, entonces, una fuerza que enriquece y hace crecer a las personas y, al mismo tiempo, contribuye a alimentar la civilización del amor.
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Dicho esto, las posiciones aceptadas son todas aquellas que complazcan a la pareja. Pues viéndolo desde la luz de que el acto sexual significa una demostración de amor y respeto, Dios acepta todas las demostraciones de amor.
Aunque reconozca todas las posiciones que se hagan en donde prime el amor y el respeto, la iglesia dejó claro que solo se deben practicar dentro del matrimonio y con la misma finalidad de reproducirse.
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