Como muchas otras famosas, la mexicana fue víctima de los polímeros y estuvo a punto de morir por culpa de ello. En una reciente entrevista con Yordi Rosado, la actriz revivió la complicada y larga batalla que ha tenido que enfrentar por culpa de dicha sustancia.
Empecé a darme cuenta que no estaba bien de salud cuando estaba en Londres haciendo un disco. Ahí ya no podía caminar y en la noche empezaba a sentir una fiebre espantosa. Se necrosa tu piel, se pone negra y dura como una piedra (…) La primera vez que me operaron fue una tortura”, manifestó Guzmán.
La cantante, quien inició todo este proceso en el 2012, manifestó que tuvo que cambiar de médico en varias ocasiones porque se daba cuenta que todos llegaban a un punto en el que no sabían cómo ayudarla. En un momento no aguantó más y decidió firmar un documento en el que autorizó para que se hiciera todo lo posible por salvarla.
“Hagan experimentos conmigo, no los voy a demandar si me muero”, cuenta Alejandra que le dijo a los doctores. Después de eso, pasó seis meses internada en los que la sometieron a un tratamiento para drenarle la piel infectada poco a poco.
La intérprete de “Yo te esperaba” aseguró que todavía no termina su proceso y aunque cada vez está mejor, la tienen que operar cada año. En total lleva 40 cirugías por polímeros y se siente enormemente agradecida por todo lo que ha aprendido de tan desagradable experiencia.
Sin embargo, no siempre fue así, pues en una ocasión llegó a pensar en rendirse. “Una vez le hablé a mi papá y le dije: ‘Papi, ya quiero tirar la toalla, ya estoy cansada’. Ya pintaba con mi sangre, me estaba volviendo medio loca; me sacaban el catéter con la sangre y yo decía: ‘No la tires’, y ponía mis cartulinas y pintaba”, expresó la artista.
Cuando el padre de Alejandra, el cantante Enrique Guzmán, la escuchó tan desalentada, puso en la llamada al público con el que estaba y de inmediato la cantante “sintió que entraba vida por su cuerpo”. Al poco tiempo salió del hospital y logró continuar con su vida.
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