Sin embargo, un estudio reveló que quizás no tener el rostro perfecto ni ser visto como el galán o la mamacita, tiene sus ventajas en a nivel económico.
Satoshi Kanazawa, de la Escuela de Londres de Economía y Ciencia Política, y Mary C. Still, de la Universidad de Massachusetts, realizaron un estudio a 20 mil jóvenes, a quienes les dieron seguimiento desde sus 16 años de edad hasta los 29.
Ellos iban midiendo sus salarios y los iba calificando como “muy atractivo” al “muy poco atractivo”. Lo que reveló dicho estudio fue que, quienes a los 29 años fueron catalogados como “muy poco atractivos” ganaban más dinero que los “atractivos”.
Además, otro dato interesante que develó dicha investigación es que, no basta con ser atractivo para tener mejor salario, pues una persona atractiva físicamente puede tener mejores oportunidades, siempre y cuando cumpla con el intelecto calificado para ciertas tareas.