Pero según un estudio de 2015 publicado en la revista Nature, la temperatura fijada para el interior de edificios de oficina se basa en “un modelo de confort térmico que se desarrolló en la década de 1960”.
Además, esa regulación de la temperatura tiene su origen, entre otras variables, en “la tasa metabólica de un hombre promedio y puede sobrestimar al metabolismo femenino hasta en un 35%”, señala.
Pero más allá de la discusión por la incomodidad que puede generar el frío en la oficina, la temperatura del ambiente laboral afecta la productividad, especialmente en las mujeres, según un reciente estudio.
Las mujeres suelen estar más abrigadas en los ambientes de trabajo que comparten con los hombres. Elevar el termostato en la oficina puede resultar en una mayor productividad para las mujeres.
Así lo revela un nuevo estudio conjunto de la Universidad del Sur de California y el Centro de Ciencias Sociales de Berlín WZB en el que participaron más de 500 estudiantes en la capital alemana.
Según la investigación, las mujeres se desempeñaron mejor en tareas matemáticas y verbales cuando la temperatura fue más alta, mientras los hombres lo hicieron mejor con el termostato más bajo, aunque la relación entre la temperatura y el rendimiento de los hombres fue menos pronunciada que en las mujeres.