En un principio, cuando ingresó a urgencias de un hospital, los médicos creían que tenía un derrame cerebral, ya que manifestaba fuertes dolores de cabeza, dificultad para caminar, hablar, digerir alimentos, entre otros movimientos de su cuerpo.
Por ello, los médicos decidieron realizarle una resonancia magnética que reveló una lesión en su cerebro.
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De inmediato, los especialistas investigaron las causas de la anomalía, fue entonces cuando el paciente les comentó que cuando tenía 9 años sufrió una fractura en su cabeza, y que para curarse probó con un popular remedio casero, el cual consistía en comer ranas vivas.
Tras la revelación, los médicos a cargo determinaron que los gusanos, normalmente desarrollados por los gatos y los perros en su intestino, lo había almacenado este hombre: el parásito ‘Sparganum mansoni’, por su nombre científico.