Tres académicos de universidades estadounidenses, evaluaron cómo afectaba la jornada laboral de 763 empleados de una empresa de consultoría financiera a su salud. El propósito era saber cómo viven quienes alargan su jornada más allá de las 40 horas semanales y cómo afectaba ese hábito a su bienestar.
Encontraron que no es el exceso de trabajo lo que consume, sino la forma en la que se afronta mentalmente. Los trabajadores para quienes sus tareas no eran un peso con el que cargaban constantemente, incluso cuando estaban en sus momentos de descanso, no tenían una mala salud a pesar de dedicarle hasta 65 horas semanales, ya que su trabajo los llenaba. Por el contrario, se encontraron personas que no son capaces de desconectar del trabajo aunque dediquen a esta tarea menos horas. Son el tipo de trabajador que mostró factores de riesgo y que manifestó pensamientos depresivos, así como dificultades para conciliar el sueño, en los cuestionarios que se realizaron.
Tomado de elpais.com
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