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Lo que parece suceder en el complejo mundo de las relaciones sentimentales es que las altas expectativas depositadas en el otro miembro de la pareja tienen consecuencias diferentes, según sea la relación.
Y no es una cuestión para tomar a la ligera. De la investigación, a cargo del profesor de Psicología James K. McNulty, se extrae la siguiente conclusión: las altas expectativas funcionan solo para los matrimonios sólidos y libres de problemas.
Por el contrario, las parejas con conflictos (es decir, la mayoría) no soportan el baile de exigencias implícito en un compromiso marital.
Para llegar a estos resultados, el investigador encuestó a 135 parejas de recién casados, comenzando con una encuesta individual para medir las normas y exigencias de su matrimonio, sus problemas y su grado de satisfacción subjetiva.
Las altas expectativas funcionan solo para los matrimonios sólidos y libres de problemas. Por el contrario, las parejas con conflictos (es decir, la mayoría) no soportan el baile de exigencias implícito en un compromiso marital
En paralelo, grabó algunas de sus interacciones en vídeo para observar y medir la forma en que se relacionaban a un nivel menos evidente y más gestual. El equipo de McNulty repitió las evaluaciones cada seis meses a lo largo de cuatro años hasta valorar su grado de satisfacción marital.
Con el paso del tiempo, constataron que las altas expectativas (esperar mucho del otro) se asociaban con una menor satisfacción en las parejas con problemas previos.