La historia cuenta que Santa Elena, madre del emperador Constantino, fue a Jerusalén a buscar la Santa Cruz en la que murió Jesús y después de mucho buscar encontró 3 cruces enterradas. Para probar cuál le pertenecía al Mesías trajeron a una mujer enferma, la cual, tocó cada cruz. Con la primera cruz la mujer empeoró, con la segunda siguió igual y con la tercera se mejoró.