Quienes prefieren la comodidad de las cápsulas y quienes optan por prepararlo de una forma más tradicional, con una cafetera. Quienes lo endulzan con azúcar y quienes prefieren los edulcorantes.
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El mundo de posibilidades para tomar un café es amplio y la bebida tiene cada vez más fanáticos, según los datos que maneja la organización sin ánimo de lucro Fórum del Café. Sin embargo, más allá de nuestros gustos, ¿sabemos realmente cómo afecta a nuestro cuerpo esta bebida? ¿Es lo mismo tomarla de una forma u otra? Hablamos con Ramón de Cangas, dietista-nutricionista miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética y doctor en Biología molecular y funcional para que nos explique algunas cuestiones básicas.
El café, que se obtiene a partir de las semillas tostadas y molidas de una planta que recibe el mismo nombre, “es rico polifenoles que son antioxidantes y pequeñas cantidades de algunos minerales como potasio, fósforo, selenio y magnesio, algunas vitaminas del grupo B (ácido pantoténico y ácido fólico) y algo de vitamina K”.
Pero su principal componente, el responsable de que esta bebida sea un reconocido estimulante, es la cafeína. Pero la sustancia no solo se conoce por ayudar a estar alerta, también se le atribuye la capacidad de ayudar a perder peso.
“Algunos estudios científicos lo sugieren, pero no hay suficiente evidencia como para poder concluir que es así. En el mejor de los casos son pérdidas significativas desde el punto de vista estadístico, pero obviamente clínicamente no relevantes”, aclara el experto.
Es decir, no se puede afirmar que el café tenga la cualidad de acelerar el metabolismo, lo que ayuda a perder peso, ni que al hincharnos el café nos ayude a adelgazar.
De hecho, la manera en la que lo tomamos puede provocar el efecto contrario. No es lo mismo tomarse un café solo que uno con leche, y la cantidad de dulce que le pongamos también es un detalle relevante. “Hay estudios que sugieren que algunos componentes de la leche pueden disminuir las eficacia de los del café”, dice De Cangas.
Y con respecto al azúcar, el experto es claro: “Su presencia incrementa las kilocalorías ingeridas a partir de azúcares libres, algo que no interesa”. Recordemos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda mantener su ingesta en un máximo de 25 gramos al día (seis cucharillas).
Tampoco debemos pasarnos con la cantidad de café que tomemos. Aunque el diestista-nutricionista aclara que es difícil medirlo en tazas, la referencia está “entre los 100 y los 300 miligramos de cafeína al día.
Debemos procurar no superar esa dosis”, asegura. El café es un mundo en el que lo mejor es entrar con un buen guía, pues hay numerosos los trucos para preparar el café más sano y disfrutar mejor de la experiencia.