Llorar es una reacción natural ante un estímulo que en ocasiones intentamos esconder. Todo esto ocurre porque la asociación de llorar con algo negativo, pero no pensamos en que aveces lloramos de alegría.
A pesar de que llorar podría parecer un signo de debilidad es realmente todo lo contrario, puesto que las personas que lloran con mas facilidad son más fuertes que los demás.
Una investigación realizada por la Claremont Graduate School descubrió que la segregación de la oxitocina, que libera nuestro cerebro con las cargas emocionales, nos ayuda a conectarnos más fácilmente con otras personas y generar empatía.
Esto significa que llorar no es una señal de debilidad, sino una señal de empatía, de que sabemos conectar con los demás, que podemos sentir en nuestra piel las emociones ajenas y eso nos hace emocionalmente fuertes.
La empatía se encuentra vinculada con las neuronas espejo, las grandes encargadas que hacen posible que nos pongamos en la piel de los demás.
Además, las personas que carecen de empatía tienen una gran desventaja en sus relaciones interpersonales. No sabrán conectar ni entender qué puede sentir la persona que está frente a ellas. Esto les provocará serios problemas y conflictos. Conectar con los demás es muy importante para establecer relaciones sanas y que impliquen apoyo.
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