Después de analizar a las niñas de al menos 15 mil padres, los científicos descubrieron que entre los 9 y 12 años, las niñas despiertan un interés mayor por el cuidado de su apariencia.
La compra de perfumes, maquillaje y artículos personales, se comienzan a incrementar a partir de este punto, afectando de manera drástica el bolsillo de los padres.
La compra de broches, accesorios, pinzas, diademas y esmalte hacen que tener una hija salga más costoso. Además, en los últimos años, en varios países del mundo se niveló el mercado de los accesorios de aseo para las mujeres, que solían ser más costosos que el de los hombres.
La diferencia entre niños y niñas en la economía para los padres es de un 30%; un aumento que en algunos hogares no es tan significativo, cuando los varones piden consolas de vídeo juegos o se interesan por algún deporte.
Sin embargo, estos gastos en los niños son menos constantes que en las pequeñas.