El perdedor del juego debe ir a calentar el agua y preparar con mucho amor el té por las tardes, mientras que el ganador puede quedarse descansando tranquilamente en el sofá.
“Ambos conocen todos los trucos y atajos, hasta el punto que incluso pactaron que no usarían trampas de ningún tipo para hacer la competencia más justa”, explicó el joven.