Un estudio realizado por la revista PNAS asegura que, al ser domesticados, los perros evolucionaron de los lobos con un tejido muscular en la ceja que hace que su mirada sea irresistible.
Es decir, los lobos no tienen este músculo que hace que los perros se puedan comunicar con los humanos y que les genera empatía con una mirada muy parecida a la que tienen los niños. De hecho, podrían estar imitando la mirada de los humanos cuando muestran tristeza.
“La domesticación de los perros hace 33 mil años transformó la anatomía muscular facial de los perros específicamente para la comunicación con humanos. Este movimiento hace que los ojos de los perros parezcan más grandes, dándoles una apariencia infantil”, dice una de las investigadoras.