La proactividad y las relaciones positivas con los demás son una fortaleza emocional. Entrenándolas pueden convertirse en una actitud. Y lo primero que necesitas es un impulso que te ayude a mantener la vitalidad cuando todo esté en contra.
-Tomás Navarro, psicólogo: “El impulso te mueve a dar una respuesta adecuada a lo que te sucede en el día a día”.
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Para aprovecharlas hay que centrarse en un objetivo y pasar a la acción. Los expertos proponen un ejercicio: visualízate dentro de 10 años y piensa en qué tendrías que cambiar para llegar a ser como te imaginas. No se trata de soñar, sino de diseñar el camino hacia la meta y disfrutar del recorrido. Tener claro hacia dónde te diriges te hará sentir motivado.
-Nacho Coller, psicólogo: “Para conseguir tus sueños planifica la forma de llegar a ellos”.
Los nuevos escenarios, y sobre todo los problemas, hay que abordarlos. Si tienen solución, ponte con ella. Por otra parte, conviene situarlos en su justa dimensión: no todo es igual de importante.
Por último, hay cosas que no están bajo tu control y resolverlas no depende de ti. Además, es clave alimentar la vitalidad para que los problemas no te agoten. Los kiwis Zespri Green tienen, entre otros nutrientes, vitamina C, que reduce la fatiga y el cansancio.
-Tomas Navarro: “Soluciona tus problemas, y tu vitalidad se multiplicará”.
La actividad laboral puede ser una esponja que chupe toda la energía e incluso dañe la salud o un espacio donde desplegar todas las capacidades. Tu opción es la segunda, y para ello es importante organizarse y, sobre todo, no demorar las actividades.
Hay que afrontar los temas pendientes porque el nivel de energía es limitado y conviene gestionarla bien.