Actualmente los niños están siendo criados con la idea de mantener el silencio. Niños que ahora crecen en medio de una idea feminista, aunque hoy en día existe una cifra inquietante de 49 mujeres muertas a causa de sus parejas sentimentales, en el pasado año pasado fue revelado que aún queda mucho por hacer frente a esta problemática. Los niños son testigos de las discusiones de sus padres. Si la nueva era trae consigo un cambio, será la educación, que es el reto más grande e importante de nuestra sociedad, como bien los dice la activista Gloria Steinem “el gran problema de todos, hombres y mujeres, no es aprender sino desaprender”, como lo es el machismo.
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No es una tarea sencilla, pero se puede iniciar por aceptar que el enseñar al hermano mayor a que vigile a su hermana menor no es lo más acertado. Posteriormente se debe comprender que la violencia de género es cuestión de educación y de igualdad, la cual es aprendida desde el hogar. Es respetar a las compañeras de estudio, es repartir equitativamente las tareas del hogar entre el niño y la niña, desde estas pequeñas iniciativas empieza la tarea, según expertos.
A muchos padres les preocupa asuntos como que sus hijos mantengan una conducta tranquila y no sean violentos ni desafiantes con otros niños, por esta razón los corrigen cuando se enfrentan a uno de sus pares, pero muchos de los padres no se toman el tiempo de analizar la forma en las cual se relacionan con ellos y el ejemplo que se les da. Lo principal es educar desde el propio actuar. “¿Qué aprenderá si le digo que no grite mientras le levanto la voz, que no golpee a su hermana mientras le zarandeo del brazo, que no insulte mientras le recuerdo cada error que comete con palabras vulgares?”, se pregunta la psicóloga experta en violencia de género Penélope Piñera.
Antes de iniciar con la educación de los hijos basada en la igualdad, los padres deberían analizar desde que parámetros, a partir de que valores fueron educados ellos y que papeles desempeñan dentro de su propio núcleo familiar. No es coherente educar a un niño en la corresponsabilidad de las tareas del hogar mientras observa como día a día son la madre y la hermana las encargadas de las tareas domésticas.
Los padres de hoy en día no aceptan un papel secundario en la crianza de los hijos, son muchos los hombres, que ya no están de acuerdo con el modelo de masculinidad patriarcal. A pesar de seguir teniendo más derechos y privilegios de las mujeres, se sienten explotados por un sistema en el que deben encontrar un nuevo modelo de ser propio, no algo que es impuesto.
Un ejemplo de esto es el decálogo de principios básicos para tomar conciencia sobre la necesidad de un cambio desde la responsabilidad masculina, que la Asociación de Hombres por la Igualdad (Ahige) ha elaborado. Entre ello se destaca como es el proceso y replanteamiento de la relación con los hijos. Un nuevo padre que ya no acepta continuar con el papel secundario e intenta cada vez más tener una estrecha relación con los hijos, aprendiendo a implicarse directamente con ellos, con el principal objetivo de cuidarlos mejor.
El hombre caballeroso y romántico del siglo pasado, ese que era amable y delicado con la mujer, poniéndola en un pedestal porque la veía como un ser vulnerable y les nacía de corazón la necesidad de protegerla, está muriendo. Hoy en día vemos a un nuevo hombre al que les han transmitido valores de cuidado y protección a las personas que quiere o les interesa, independientemente del sexo que pertenezcan.
En: Buena Vida / Elpais.com
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