1. Cuando me quedé embarazada de mi hijo me tomé esa nueva etapa a modo de máster universitario.
Compré los clásicos Qué puedes esperar cuando estás esperando, de Heidi Murkoff, la trilogía del pediatra Carlos González, realicé un curso estupendo de preparación al parto, me uní a todos los foros de futuras mamás y me tragué cientos de vídeos de Youtube sobre el embarazo. Ah, se me olvidaba, también me bajé una app que es un contador de contracciones para el gran día.
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Vamos, nada que ninguna primeriza no haya hecho. Mi niño llegó tal y como la literatura explicaba que un parto vaginal normal debía ser: una experiencia fabulosa. Hasta ahí todo de sueño y una suerte impresionante, ¿no? La caída en picado que me sobrevino a las 48 horas de tener a mi bebé en brazos fue tan brutal que tardé un año en recuperarme por completo. Tanto libro y tanta historia y se me olvidó prepararme para una de las partes más importantes de una recién estrenada maternidad: el puerperio.
El puerperio o postparto es una etapa de la salud femenina muy silenciada cuya visibilización es de importancia capital. La idealización de la maternidad y la presión sobre nuestra recuperación gracias a una narrativa social que presenta a la supermujer perfectamente en forma, divina, reincorporada al trabajo, con un tipo estupendo y un bebé delicioso poco tiene que ver con la realidad. En el lado bueno de las cosas he de decir que, por suerte, se sale del túnel. Tanto es así que no solo conseguí salir del túnel sino que se me olvidó todo lo malo, lo suficiente como para volver a repetir.
Acabo de volver a convertirme en mamá y esta vez, aunque iba muchísimo más preparada para los oscuros días postparturientes, nuevos síntomas y desconciertos me han acompañado. Por ello he hecho una compilación de todas aquellas cosas que me han sucedido durante el postparto que no vi llegar y me pillaron de lo más desprevenida.
cuarentena.
2 ¿Cuarentaqué? El postparto no son solo 40 días
Antes que nada dejemos las cosas claras, si bien es cierto que desde un punto de vista clínico el puerperio tiene una duración aproximada de 40-45 días, la recuperación total lleva muchísimo más tiempo. Esta fue una de las primeras grandes sorpresas con las que me encontré. Mis expectativas de estar a full a los 40 días se vieron completamente frustradas cuando el dolor, los cambios emocionales y hormonales me situaron muy lejos de una medio decente recuperación.
Las primeras dos semanas no hubo cojines mulliditos ni flotadores suficientes en los que sentarme. “Para copar con el dolor de un desgarro o episiotomía se recomienda tomar ibuprofeno y para desinflamar es conveniente recurrir a la aplicación de un gel local o agua de Burow”, explica la doctora M. Veciana, especialista en ginecología y obstetricia, quien también aconseja la aplicación de “una crema con centella asiática para ayudar a cicatrizar la herida”.
Personalmente volví a sentirme normal de nuevo al año de dar a luz a mi primer hijo, aunque hay mujeres que lo consiguen mucho antes y otras que necesitan más tiempo. Y al parecer no soy la única a la que le llevó un año recuperarse. Según un estudio realizado por la doctora Julie Wray de la Univerisdad de Salford, en Reino Unido, en el que entrevistó a mujeres de dos a tres semanas, tres meses y seis a siete meses de postparto, las seis semanas estipuladas para la recuperación postnatal “son una total fantasía”. Es más, en base a los datos recogidos, Wray marcó como tiempo de recuperación total exactamente 12 meses.
3 Las contracciones no se acaban en el paritorio
Efectivamente, las contracciones con mi segundo bebé me duraron unos siete días tras dar a luz. Esto es algo que no me sucedió con mi primer hijo y que me cogió fuera de juego en esta segunda ocasión.
María Fe Estébanez matrona en el Centro de Educación Materna Llevadonas cuenta que lo que me ha sucedido es de lo más normal. Se trata de los famosos entuertos que no son más que contracciones uterinas “necesarias para la involución del útero y recuperación del parto. Durante el postparto del primer hijo podemos percibir estos entuertos sin apenas notar molestia. En cambio, son más perceptibles y dolorosos a medida que se tienen más hijos”. La matrona también confirma otro de los goles que se ha marcado la naturaleza en mi segunda experiencia puerperal “cuando estamos dando el pecho, los entuertos son más dolorosos porque la contractilidad es mayor”. ¡Y vamos si lo son! En cualquier caso los entuertos son algo “totalmente normal e inevitable ya que forman parte del proceso del parto. Para aliviar estos síntomas se puede tomar algún fármaco analgésico”, añade Estébanez.
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No es lo único que se recoloca: “todos los intestinos han de recolocarse también”, advierte la doctora Veciana, y aunque ésta recolocación “es un proceso que ha de seguir su curso natural y que en principio no se nota”, un clásico efecto secundario es el estreñimiento, que llega en un momento muy poco oportuno: debido a la labor de pujas que se realiza en el parto, “se pueden aparecer hemorriodes o agravarse; también se pueden producir lesiones en el perineo que requieren puntos de sutura”, cuenta Marta Andreu Roig, fisioterapeuta especializada en uroginecología y obstetricia en Llevadonas.
Para prevenir y mejorar los síntomas del estreñimiento durante el puerperio es recomendable seguir “una dieta alta en fibra (30g al día) y una mayor ingesta de líquidos”, tal y como se indica en una revisión científica publicada por Cochrane. También puede ayudar tomar bebidas calientes al despertarse por la mañana.
4. Dar el pecho es súper (anti)natural
Si una cosa tuve clara durante todo mi embarazo es que quería dar el pecho a mi bebé. Pocas imágenes me parecen tan hermosas y empoderantes como la de una mujer amamantando a su hijo. Pues bien, en cuanto me pusieron a mi pequeño al pecho no me sentí ni empoderada ni una diosa de la naturaleza. Todo lo contrario, sentí una mezcla de frustración, dolor —de los que tienes que morder un cojín a cada toma—, fiebre durante la subida de la leche y las temidas grietas de postre.
“Es una buena idea prepararse para este momento e informarse. Una buena manera puede ser a través de los cursos de preparación al parto o los talleres de lactancia“, explica María Fe Estébanez. La especialista resalta algo que he comprobado en primera persona y es que la lactancia materna puede ser maravillosa pero en sus inicios “hay que tener paciencia y perseverancia, y un gran apoyo familiar y profesional”.
En la web de la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia, de UNICEF, hay un sinfín de recursos y un directorio de grupos de apoyo de todo el territorio nacional, un recurso fabuloso especialmente para primerizas.
5 Puede que se ponga increíblemente triste
La segunda noche que pasé en el hospital como primeriza empecé a llorar como una magdalena. Estaba tan increíblemente vulnerable que al día siguiente, ya en casa, un anuncio de pañales consiguió hundirme en la más profunda miseria. Lo peor de todo era la vergüenza que sentí por estar tan triste así que oculté todo lo que pude mi labilidad y sensaciones… ¿No se suponía que tenía que estar por las nubes? “Se considera normal que la mujer, tras dar a luz experimente una serie de cambios a nivel físico, hormonal y psicológico llamado maternity blues. No es un trastorno, sino un proceso que se ha de transitar y que si se cuenta con los recursos, apoyos y compañía apropiados quedará atrás en pocos días”, relata Jazmín Mirelman, psicóloga perinatal en el Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal.
La principal diferencia entre la tristeza postparto y la depresión postparto “tiene que ver con su persistencia a lo largo del tiempo”, continua Mirelman. En el caso de la tristeza, la sufrimos entre un 50% y un 60% de las mujeres y la depresión entre un 10% y un 20%. Mirelman matiza que en ambos casos es algo infradiagnosticado y, especialmente en el caso de la depresión postparto“, existe aún un porcentaje incierto de mujeres que transitan su maternidad con esta dificultad sin ningún tipo de atención psicológica ni psiquiátrica”.
¿Por qué es importante empezar a salir del armario de la tristeza ? “Hablar de la tristeza durante la etapa que rodea el nacimiento es una necesidad urgente en el actual contexto social. Tiene que ver con la soledad de las mujeres y las familias, y los obstáculos que se presentan a la hora de tener con quién contar para poner palabras a sus incertidumbres como medio de prevención antes de que aparezcan los síntomas”, concluye la especialista. Para mi segundo bebé avisé a todo mi entorno de que me podía volver a pasar, me preparé un pack de bienvenida a mí misma (ropa nueva cómoda, un pijama bonito, algún que otro cosmético…) y aunque le volví a ver las orejas al lobo el efecto liberador de haber hablado del tema sin tapujos, normalizar algo tan común, me ayudó a vencer a los nubarrones negros muchísimo mejor.
6 Incontinencia urinaria, ¡bienvenida!
Es de lo más normal que al final del embarazo, con la cabeza del bebé presionado la vejiga tenga que ir al baño cada dos por tres e, incluso, un estornudo más potente de lo normal le juegue una mala pasada. De lo que no tenía ni la más remota idea es que después de dar a luz, cuando se supone que la vejiga por fin está libre de presión resulta que la incontinencia urinaria puede ser peor que nunca y prácticamente incontrolable.
“Un embarazo es un sobreesfuerzo para toda la musculatura del suelo pélvico. Si además pensamos en todo lo que sucede durante la labor de parto no nos tendría que extrañar que podamos padecer incontinencia urinaria, ya que son músculos que van a recibir una gran presión de la cabeza del bebé y sufrirán un sobreestiramiento importante del tejido”, cuenta Marta Andreu Roig.
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Para las que hemos sufrido incontinencia (casi un 8% de mamás a los dos meses de dar a luz), lo ideal es que pasada la cuarentena acudamos a un fisioterapeuta especialista en suelo pélvico para que lo valore “junto con la zona abdominal, los diafragmas y la postura, para poder ayudar a solucionar cualquier otro problema que pudiera aparecer”, dice Andreu y añade que “realizar ejercicios de suelo pélvico puede ayudar a reforzarlo y permite mejorar la situación”. Sin embargo ejercitar el suelo pélvico por sí solo no siempre soluciona el problema. Hay que tener presentes otros aspectos, incluida la posibilidad de que estos no se realicen correctamente sin una orientación adecuada.
7. Soltará más pelo que un gato
Durante el embarazo muchas mujeres experimentan un estado de belleza muy especial. Ese brillo mágico del que todo el mundo habla. En mi caso particular he de reconocer que el pelo me ascendió a categoría pelazo. La doctora Veciana me cuenta que las responsables de tan dichoso suceso fueron “las hormonas, concretamente los estrógenos, ya que ayudan a mantener el cabello en fase de crecimiento”.
A los pocos días de dar a luz el brillo desapareció de la noche a la mañana y empecé a embozar el desagüe de la bañera cada vez que me duchaba. De hecho, ahora se me cae tanto el pelo que encuentro evidencias capilares en la ropita de mis bebés, en la sopa y en forma de bolas de pelo dentro de la lavadora.
Para mejorar esta situación poco se puede hacer, digamos que hay que pasarlo: “Actualmente hay poca evidencia que respalde algún tratamiento específico para trastornos endocrinos del cabello en mujeres postparto y posmenopáusicas”, explica un estudio realizado por el departamento de dermatología de la Universidad de Liège, Bélgica. Por suerte es algo que se soluciona por sí solo a los tres meses del postparto o coincidiendo con el destete.
8 Su vida sexual tardará en recuperarse más de lo previsto
Cuando el ginecólogo levanta la bandera verde para marcar el fin de la abstinencia pueden pasar dos cosas: o que tire cohetes de alegría o que no tenga el horno para bollos. “Es algo bastante común que las mujeres manifiesten que al reactivar la vida sexual ésta no sea placentera y que pueda producir dolor”. En la mayoría de casos estas molestias suelen estar producidas “por una falta de lubricación, ocasionada por ejemplo por cambios hormonales durante el periodo de lactancia materna o a cicatrices de las episiotomías o de los desgarros”, cuenta Marta Andreu.
La especialista insiste en que aunque se trate de algo muy común “no lo deberíamos de considerar normal, hay que ponerle remedio —visitando a un especialista— ya que mantener relaciones dolorosas lo único que favorecerá es que no queden ganas de mantenerlas y que puedan aparecer otros problemas”.
9 Tendrá la regla más larga del mundo
Y no una de esas reglas ligeritas con las que todas soñamos que la suerte nos regale durante las vacaciones. Una regla bestia, abundante e incluso con coágulos de un tamaño considerable.
“El sangrado postparto se conoce como loquios y suele durar unos 20 días aproximadamente. Los loquios van disminuyendo progresivamente a medida que pasan los días. Al principio es un sangrado abundante y, finalmente, se parece más al final de una regla”, relata María Fe Estébanez.
Para esos primeros días ármese de un buen arsenal de compresas grandes y braguitas viejas o de poca calidad que no le importe tirar a la basura. Sobretodo no cometa el mismo error de novata que yo: en casa me esperaban únicamente pequeños protege slips y compresas light que yo juraría que las escuché reírse de mí cuando en cuanto me vieron entrar al baño.
En: BuenaVida / Elpais.com
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