Con tan solo 11 años, Rupert Grint se convirtió en uno de los niños más famosos del mundo al ser elegido junto a Daniel Radcliffe y Emma Watson para dar vida al trío protagonista en la adaptación al cine de los libros de Harry Potter.
Pese a que de los tres ha sido quien ha mantenido un perfil más discreto desde el final de la saga, y eso que sus amigos se han centrado sobre todo en el teatro, en el caso de Daniel, y en su trabajo humanitario en el de Emma, la fama que adquirieron durante aquella etapa de su carrera sigue persiguiéndoles allá donde va.
“Es algo parecido a tener una personalidad doble. A veces puede resultar un poco inhumano, que haya gente sacándote fotos cada vez que sales a la calle, aunque esa es mi vida. No puedo recordar nada de cómo era antes… Es raro, pero de alguna manera acabas acostumbrándote y se convierte en lo normal. Te adaptas”, ha confesado en una entrevista al diario The Independent.
Como la mayoría de estrellas infantiles o juveniles, Rupert pasaba la mayor parte de su tiempo trabajando y no tuvo la oportunidad de interactuar demasiado con personas de su edad, lo que a lo largo plazo ha tenido ciertas consecuencias inesperadas a nivel emocional.
“No siento que tenga 30 años, en absoluto. La verdad es que mantengo una relación muy extraña con eso de la edad debido a esa etapa de mi vida en ‘Potter’. Es raro…”, ha admitido antes de tratar de explicar el por qué de esa sensación.
“Siempre estábamos rodeados de adultos, absorbiendo su sentido del humor y observándoles como referentes. Recuerdo que en las pocas veces que regresé al colegio para hacer exámenes me daba la impresión de que estaba desconectado de mis compañeros. Ya no teníamos nada en común, lo cual puede contribuir a que te aísles. Creo que por eso éramos como una familia en el set de rodaje, estábamos muy unidos. Cuando formas parte de algo así, no te paras a pensar demasiado en todas esas otras cosas”.
En: BANG MEDIA