Brevemente, recordemos que los celos, progresivamente como estructura de interpretación y vinculación afectiva, hacen que el sujeto desarrolle un mundo interno muy complejo, desde ahí asfixia, controla, absorbe, tensa a su pareja.
Lo cual provoca una circularidad disfuncional severa, que propicia un clima de relación abrumador para ambos actores de la relación, lo cual, se convierte en el caldo de cultivo, para que la persona celosa, tarde o temprano vivencie sus temores, es decir, sentir que su pareja no lo ama, o que lo va a dejar.
La persona celosa lleva al celado, a sentir múltiples enojos, tomar distancia, crear distanciamientos sexuales, desinterés, desmotivación, modifica la expresión afectiva creando mayor frialdad, progresivamente se dan mayores desplazamientos de los espacios de pareja, pues el celoso invade, ahoga a su pareja, este agotamiento emocional, crea todos estos procesos emocionales.
El celoso, lejos de verse a sí mismo como el creador de todo esto, empieza a justificar sus temores y a creer, que todo lo que ha pensado se está convirtiendo en una realidad, hay muy poca introspección hacia la comprensión objetiva del proceso, el celoso crea justificaciones, basadas en su interpretación y se las llega a creer.
Así que quiero proponerles una comprensión más allá de la estructura de inseguridad, y hablar de los celos como un problema, no solamente afectivo, pues creo que esto sólo explica parcialmente el problema, quiero hablarles de la estructuración cognitiva, es decir comprender el cómo piensa, cómo interpreta la persona celosa su mundo afectivo y el de su pareja en relación a su entorno social.
La persona celosa, construye un modelo cognitivo ¿A qué me refiero? La persona celosa tiene una serie de parámetros mentales, resultado de la integración de un conjunto de conceptos, a partir de la exposición a esquemas mentales que forman parte de su entorno social, familiar, que determinan sus categorías de pensamiento.
Un sujeto, que está inserto en un mundo social que lo expone a un modelo afectivo que sugiere control, integrará el control como una norma funcional en el amor, por tanto, no podemos sujetar el tema solo a inseguridad, habrá casos, que el componente emocional, sea determinante, pero la construcción de un modelo cognitivo basado en control, es un eje central para la comprensión del fenómeno conductual y afectivo de los celos, así como para el planteamiento de planes de tratamiento orientados a la modificación de todas las conductas aprensivas propias de un perfil cargado de celotipia.
Cuando reducimos el tema de celos a inseguridad, vamos a partir del principio de que la persona tiene un problema emocional, no niego que lo tenga, pero dicho abordaje, ve únicamente los celos como una carencia emocional, que debe ser compensada.
Creo que es una visión parcial, mientras el modelo cognitivo, es decir la estructura de pensamiento haya prefijado conceptos como control, cuestionamientos sin fundamento, supervisión, descalificación, invalidación de la individualidad de la pareja, la persona va a operar desde ahí y posiblemente tenga muy poca conciencia y autocontrol sobre sí mismo.
Ahora, el otro proceso es la validación psicosocial del modelo cognitivo, cuando el sujeto ama desde una estructura disfuncional, a partir de una serie de ideas prefijadas, que podrían estar asociadas a los modelos de referencia de sus grupos primario y secundario de socialización, posiblemente va a ver el mundo desde ahí, lo percibe e interpreta desde ahí.
Resulta que, en este mismo proceso de interpretación, nutrido desde su entorno familiar o social, le envía mensajes, que afectan la integración de sus ideas, y por tanto, afectan sus conductas sociales, puesto que validan dichos conceptos.
Siendo estos conceptos, validados por la observación, se fortalece su integración, lo que hace que se estructure la funcionalidad de la persona desde esa perspectiva, es decir, que cuando la persona celosa ve a otras personas incurrir en actitudes de celos, dentro del marco de sus relaciones se normaliza y al normalizarse esta conducta, se integra el patrón.
¿Será entonces sólo un tema de inseguridad? ¿Será sólo entonces, un tema de autoestima o un problema emocional? Quizá estamos perdiendo de vista que la persona celosa, podría ser profundamente segura en otras áreas de su vida, pero ha integrado un concepto de amor asociado al control.
Esto porque ha partido del principio de que el amor implica supervisión y control, desde esta perspectiva todas sus conductas, están orientadas a la invasión, el control porque ha integrado este modelo cognitivo. Lo cual hace que se tenga un conjunto de hábitos y conductas psicosociales incompatibles con el amor sano.
Considero que mientras abordemos los celos solo como un tema de orden emocional, la visión será parcial y la recuperación de pronóstico reservado.
Creo que hay que desinstalar el modelo cognitivo y crear un nuevo marco de interpretación para la persona celosa, que le haga reconceptualizar el amor desde una óptica diferente, en la lógica de este artículo, hemos trazado que esto requiere trabajar sobre la conceptualización que ha hecho el sujeto y la validación de sus estructuras de interpretación cognitiva a partir de la socialización, ahí es donde empieza la conflictiva Interna, porque la persona celosa típicamente, cree que amar es controlar.
En la lógica de este artículo, partiendo del primer eje, donde los celos se derivan de la integración a nivel de una distorsión cognitiva, donde el control es una forma de amar en el segundo eje, este concepto es validado a partir de la observación de estas conductas por parte del sujeto en su entorno social y familiar, desarrolla una serie de conductas que posiblemente son interpretadas y asumidas como un modelo racional para el amor sano.
Siendo esta forma de amar desgastante, para la persona celada y el celoso(a), en el tanto hay desconfianza, cuestionamientos, controles invasivos, descalificación de la individualidad, anulación de la voluntad de la otra persona, la persona que sufre los celos del otro u otra, puede iniciar un proceso reactivo, explosivo, en el que confronta dichas conductas, siendo estas confrontaciones, desgastantes, agobiantes.
Dicho proceso, crea una tensión interna de difícil manejo, para la persona celosa, pues a nivel de su modelo cognitivo está haciendo lo correcto, lo que lo lleva desde la distorsión cognitiva a crear un diálogo imponente, intransigente, pues amar es controlar, así lo integró, así lo válido desde su socialización y esto provoca fuertes tensiones internas e interpersonales.
La persona celada, reacciona desarrollando un perfil conductual y emocional que expresa desvinculación progresiva, desarticulación de las bases de la relación, múltiples tensiones internas, discusiones frecuentes, reacciones irascibles, expresa desmotivación y desinterés, lo cual no es bien manejado por la persona celosa.
Desde la distorsión cognitiva de la persona celosa, le lleva a exacerbar sus conductas de control e inseguridad, pues recordemos que las ha integrado como lo correcto, lo normal y lo esperable en la vivencia del amor.
Esto lejos de ayudarle a hacer una reflexión, provoca que se incrementen las conductas disfuncionales, en el tanto tiene que funcionar, pues así la persona ha aprendido a amar, controlar es amar.
La persona celosa no puede ser abordada sólo desde la presunción de una pobre autoestima, o problemas de seguridad emocional, el discurso no puede estar orientado a que él reconozca sus virtudes y defectos, que reconozca las razones por las cuales puede ser amado por otra persona, esto no es suficiente para desinstalar el perfil de conductas que implican los celos y el control.
La persona celosa debe asumir que hay que hacer una reprogramación conceptual, de lo que implica amar, que impacte la forma y el estilo en el que debe ser llevada una relación.
Para modificar el patrón cognitivo se tiene que crear una renovación de la estructura mental, todo orientado a reorganizar los conceptos sobre los cuales la persona celosa estructura, potencia y vive el amor.
Este es un eje central para la recuperación de la persona celosa, quedarnos única y exclusivamente en el abordaje psicoafectivo, asociado a autoestima e inseguridad sólo crea un abordaje parcial e incluso cosmético.
En términos de recuperación, el trabajo es mucho más profundo e implica un abordaje terapéutico cognitivo – conductual, que le permita desarrollar a la persona celosa un nuevo marco funcional, que sirva como norma de autorregulación y autocontrol emocional, con el objetivo de que pueda amar desde una perspectiva menos ansiógena y angustiante.
La modificación del patrón cognitivo es una condición fundamental para la recuperación de la persona, de lo de lo contrario el pronóstico de recuperación es reservado.
Dr. Rafael Ramos.