Un grupo de investigadores estadounidenses parece haber dado con la clave para que los períodos vacacionales sean realmente eficaces a la hora de eliminar el estrés y la ansiedad de nuestro sistema, así como para ayudarnos a desconectar mentalmente de nuestros tediosos empleos.
Claro que para poder sacarle el máximo partido a nuestros días de asueto, necesitaremos contar con el apoyo de nuestros jefes o de los poderes públicos al respecto, ya que el principal factor del que dependen los beneficios de unas buenas vacaciones, como se desprenden de las conclusiones de la investigación, reside en el número de días que podremos estar fuera.
“Por eso, creemos que ante todo es imprescindible ampliar el espacio de tiempo en el que se está de vacaciones, que no debería ser inferior a los ocho días, para que un trabajador pueda realmente descansar todo lo que necesita y volver a su puesto completamente revitalizado”, aseguran los responsables en sus conclusiones.
Otra de las circunstancias que explican por qué unas vacaciones inferiores a los ocho días son insuficientes para que tengan un impacto significativo y positivo en el empleado reside en las nuevas dinámicas laborales que se derivan de la revolución tecnológica y comunicativa, que no han dejado de desdibujar las fronteras entre el ámbito doméstico y el profesional.
“La línea que marca la diferencia entre el trabajo y el ámbito privado es cada vez más borrosa, lo que explica que muchas personas, una vez concluida su larga jornada laboral, tengan que seguir trabajando en casa, ya sea por una emergencia o por su deseo de aumentar la productividad. Toda esa carga adicional y el desgaste físico que conlleva deben ser compensados”, revela el informe.