Sin embargo, no es solo un recurso literario ni un simple recuerdo del pasado, según un estudio publicado en la revista Appetite, la comida puede disparar “cogniciones vinculadas a las relaciones y pueden satisfacer las necesidades de pertenecer en aquellas personas que están seguros en sus vínculos (los que tienen relaciones positivas)”.
Comfort food (comida reconfortante) es el nombre en inglés que reciben los alimentos que nos generan esa sensación de nostalgia y consuelo. Para la investigación, el concepto se aplica a cualquier comida que una persona consuma para sentirse mejor, así sea la sopa que hacía la abuela o una hamburguesa con queso.
“Cuando pensamos en algo como el comfort food, tendemos a pensar como algo que provee calorías, o calor o un sentimiento de bienestar”, explicó la autora del estudio, Shira Gabriel, en entrevista con The Atlantic, “pero en lo que no pensamos en que también nos provee algo social”.
Los voluntarios tuvieron que recordar una pelea con un ser querido y comer papas fritas, y así fue como descubrieron que los que tenían buenas relaciones describieron que sus snacks eran más sabrosos que los que no tenían vínculos así.
Por otro lado, para el segundo experimento los voluntarios tuvieron que llevar un diario en el que debían registrar lo que comían y cómo se sentían durante dos semanas. Teniendo en cuenta cuánta comida consumían y qué tan solos se sentían, los autores descubrieron que las personas con vínculos fuertes eran más propensas a consumir alimentos que les dieran consuelo en los días en los que se sentían solos.
Sin embargo, los resultados del estudio no significan que ciertos alimentos tengan propiedades mágicas que te hagan sentir mejor. Ciertos platos te pueden recordar momentos felices de la infancia y transmitirte paz, pero puedes conseguir el mismo resultado con otras cosas que generen esos recuerdos, como un libro de la niñez o el perfume favorito de tu madre, por ejemplo.