El biólogo alemán, August Weistmann, realizó una investigación en la que demuestra cómo la descendencia de una pareja puede adquirir rasgos físicos de otro macho, como si fuera su progenitor.
A esta teoría la llamó “La Telegonía”.
Revela que a pesar de que un segundo macho engendró la descendencia, confirmó que los rasgos pueden ser determinados por la pareja anterior de la hembra, todo como producto de que la capacidad que tiene el ácido del esperma puede llegar por la infiltración hasta los ovarios y hacer una mezcla genética en su copulación con la actual pareja.
Otro artículo publicado por el investigador Yongsheng Liuhace asegura que al momento de existir contacto de los espermatozoides se quedan en el cuerpo de la mujer y al no ser utilizados en un embarazo, el cuerpo absorbe el material genético elevando así las posibilidades de las combinaciones genéticas y expresiones fenotípicas.