Creo que toda persona que se permite iniciar y establecer un proyecto de vida con otra persona, tiene una expectativa universal “que sea agradable, que funcione, que la relación sea positiva y constructiva”, de manera tal que se pueda construir un proyecto de bienestar en cuanto al amor se refiere.
Ahora, ¿Cómo identificar un noviazgo de alto riesgo? Cuando se conoce a otra persona debería haber un proceso que implica reconocer a la otra persona más allá de la atracción.
A que me refiero, dicho proceso de permitir una etapa de conocimiento, que nos lleve a hacer una adecuada observación y evaluación de la persona para poder analizar si es posible o no establecer una relación.
Dicha evaluación implicaría hacer un análisis de gustos y preferencias, considerar si hay una cosmovisión equidistante, si hay estabilidad emocional, si la estructura de comunicación es constructiva, si existe un buen manejo de las diferencias y los desacuerdos orientado al establecimiento de soluciones, para que se nutra la convicción de estar con esta persona.
Esto nos permite saber, si la otra persona o ambos, están listos o no, para el establecimiento de una relación.
Es decir, que no basta la atracción, los sentimientos de simpatía, empatía, alegría, para permitirse una relación, porque de lo contrario, sería una elección un tanto sesgada a partir de impulsos emocionales.
Toda persona está en la obligación de establecer, entonces, un proceso de acercamiento paulatino, sistemático que nos haga medir muy bien si la relación tiene viabilidad o no.
Creo que uno de los graves errores, a nivel del establecimiento de un noviazgo, es que las personas primero se quieren, luego se conocen, para luego no saber para qué quieren estar juntos, puesto que construyen historias de terror, en lugar de historias de amor.
Así que quiero proponerles una serie de criterios que, desde los primeros encuentros, deberían estar sobre la mesa, para evaluar si estamos o no, frente a una posibilidad real de tener un noviazgo sano, o si estamos a las puertas de la construcción de una historia de terror, desgastante y abrumadora.
Primero, clara convicción.
Bajo ninguna circunstancia podemos desarrollar un expectativa afectiva entorno a una persona, cuyas expresiones sean incoherentes, contradictorias, ambivalentes, es decir, si una persona te dice “me gustás mucho, pero no estoy listo para una relación, pero igual démonos la oportunidad”, desde esta perspectiva entonces qué significa “me gustás”, qué significa “no estoy listo”, qué sentido tiene un conjunto de emociones o expresiones bajo el contexto de no estoy listo.
Es simple si una persona te dice que no está preparado en este momento, su posición es clara, tiene falta de convicción hacia la construcción de una motivación certera para estar juntos, así es imposible un amor sano.
Segundo, sobredosis de afecto desde las primeras etapas.
Creo que a nuestros oídos les encanta escuchar cuando conocemos a alguien, que está fascinado y encantado con nosotros, que siente muchas cosas lindas, proceso que es normal.
Pero cuando desde las primeras etapas, uno o ambos miembros de la relación, rápidamente pasan del “me gustás, al te amo”, “quiero una vida con vos y me fascinás”, este proceso nos lleva a hacer múltiples promesas, rápidamente se enfrascan en relaciones con niveles de compromiso muy altos e intensos, que tienen una base frágil.
Si a los pocos días o semanas, ya te aman, a esto tenemos que tenerle muchísimo cuidado, una pregunta muy simple ¿Cómo creer en un amor fuerte cuando la persona no te conoce a fondo? Esto es de observación y de profundo cuidado.
Tercero, exclusividad excesiva en las primeras etapas.
Estamos de acuerdo, que cuando conocemos a una persona, evidentemente una porción importante de nuestro tiempo, nuestras actividades deben estar dedicados a esta persona.
Pero cuando conocemos a alguien y de un momento a otro esta persona sólo gira entorno a nuestra agenda, a nuestro tiempo, o de igual manera vos conocés a una persona y rápidamente todo tu mundo es él o ella, vamos por mal camino.
Esto refleja un patrón motivacional aprensivo, que podría llegar a ser un indicador de un estilo afectivo absorbente, complicado que es incompatible con el amor sano, esto es algo que se debe observar con mucha cautela pues amar a otra persona, no implica anular al resto del mundo.
Cuarto, estructuras de comunicación complejas.
Desde las primeras etapas, todo noviazgo, toda relación con potencial positivo, tiene que tener una estructura de comunicación orientada a la sana escucha, comprensión y tolerancia.
Se requiere que haya capacidad para hacer de los desacuerdos, las diferencias o de la tensión un momento de reflexión, orientado al fortalecimiento de la relación, pero si es todo lo contrario, desde las primeras etapas, se experimenta:
Desde esta perspectiva, difícilmente el pronóstico de esta relación será positivo, la vía sobre la que se sostiene cualquier relación humana, es sobre una comunicación propositiva, serena y madura, de lo contrario se está frente a un campo minado, que no contribuye a que el amor madure.
Cuarto, patrones de celos, control, expresiones absorbentes y demandantes.
Un noviazgo sano, en realidad cualquier relación humana, debe partir del principio de respeto a la vida y el entorno social de la otra persona.
El respeto a su intimidad y su individualidad, es un principio irrenunciable en las relaciones humanas, en principio, el fundamento de una relación es que haya dos personas realizadas y equilibradas, para sentirse seguras de sí mismas y de su pareja.
Pero cuando desde las primeras etapas existen estructuras de celos, control, anulación del entorno social, se invade la privacidad y se generan múltiples estructuras que coacción y anulación esto se transforma en un factor de alto riesgo.
Para que haya viabilidad en una relación, se debe partir de que ninguna relación humana, puede generar patrones que impidan un amplio sentido de libertad y respeto entre uno u otro.
Quinto, inestabilidad recurrente.
Creo que es de vital importancia analizar si una persona es estable en el manejo de sus emociones, es una condición fundamental de un noviazgo sano.
Ambas personas tienen que tener la capacidad de administrar sus emociones sin crear complicaciones, bajo ninguna circunstancia se puede tolerar un proceso de inestabilidad, por ejemplo, una persona hoy esta eufórica, mañana está irritada, al día siguiente te habla todo el día, después te ignora o actúa con indiferencia, un día te carga de detalles y al día siguiente se percibe su ausencia.
La inestabilidad emocional es un factor que no se puede evadir para considerar la posibilidad de estar con una persona, la estabilidad personal es un requisito fundamental para la consideración de relación.
Sétimo, progresividad y consistencia.
Un elemento importantísimo como criterio de selección, es que haya una progresividad que le permita a la persona acercarse de forma serena, tranquila, pero con una dosis emocional asertiva y positiva, que contribuya a una construcción progresiva de la motivación para estar en la relación.
Dicha construcción debe ser estable, madura, prudente éste es otro de los criterios fundamentales de elección.
La consistencia debe estar presente, no se puede ver viable una relación con una persona cuya estructura es ambivalente, hoy quiere y mañana no, la progresividad en el acercamiento y la consistencia de la propuesta, tiene que ser clara, no se pueden evadir como criterio fundamental de selección.
Octavo, tendencia a descalificar tu punto de vista.
Hay personas dentro del marco de una relación, que tienen una fuerte y clara tendencia a hacer múltiples demandas emocionales y afectivas, sin medir lo que dicen o hacen, y frente a la frustración suelen descalificar, tus opiniones sin considerar el argumento, o las conveniencias e inconveniencias de sus reacciones o posturas.
No se puede tolerar en la construcción de una relación, que el otro u otra descalifiquen tus argumentos o posiciones respecto a un tema.
Un noviazgo sano, negocia, busca que haya puntos intermedios, que permitan un sano ajuste, sin esto claro está, alguno se impone, manipula, tensan y constantemente pretenden ganar una discusión.
Cuando desde las primeras etapas nos topamos con una persona que en definitiva es intransigente e imponente, complicada, estamos frente a una situación que determina en mucho si la relación vale la pena o no, puesto que construir una relación con alguien que es incapaz de escuchar para comprender, escuchar para proponer, no vale la pena.
Noveno, el factor tiempo
Un elemento importante para la consideración de la posibilidad de una relación con alguien, es que tenga tiempo para compartir y construir la relación.
¿De qué nos sirve estar con una persona que dice querer estar con nosotros, conocernos o establecer una relación de pareja si de pronto no tiene tiempo?
Si una persona, no sabe priorizar su agenda, quizá no sea capaz de tener la sensibilidad de abrirse a buscar espacios de pareja.
Si está es la tónica de la relación, definitivamente esto no va funcionar, una relación sin tiempo, sin capacidad de negociar y proponer, podría ser una pérdida de tiempo.
Décimo, definir un mundo común sin asilarse de los demás.
Un noviazgo sano, tiene que desarrollar una cultura de pareja, es decir:
Todo esto desarrolla un plan de relación ordenado, que le da cuerpo, sentido y contenido sano a la relación, por tanto, no se puede dejar a la libre que el noviazgo adquiera una cultura de relación.
Ambos deben proponer para construir, la iniciativa es de los dos, esta es una condición esencial para que un noviazgo sea positivo.
Espero que esta reflexión te oriente para evaluar si esa persona que estás considerando para tener una relación, te ofrece algo que tenga buen pronóstico, o en caso contrario, toma la decisión de tomar distancia, porque al final, pareciera ser, que tu noviazgo no tiene ni pies, ni cabeza.
Dr. Rafael Ramos A.
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