Por esta misma razón fue que todos se sorprendieron cuando la interprete tuvo que aumentar 22 kilos para encarnar a una madre frustrada en la película “Tully“. En una entrevista con Ellen Degeneres, la actriz confesó lo difícil que fue este cambio.
Según Charlize, fue muy complicado ganar ese peso, confesó que las papas fritas se convirtieron en su compañía inseparable. Sin embargo los efectos secundarios no se hicieron esperar, las consecuencias físicas y mentales llegaron, incluso llegó a sufrir de depresión por primera vez en su vida.
Esto la hizo comer aún más, ya que era la única forma de sentirse mejor, además fue muy difícil cuando dejó la filmación, ya que no sentía ella, sino el personaje al que su cuerpo le seguía diciendo quien era y como debía estar su estado de ánimo.