Con el paso del tiempo, la piel se regenera de forma natural separando las células muertas del resto de los tejidos. Para que esta regeneración sea efectiva, el organismo cuenta con agentes hidratantes naturales denominados genéricamente Factor Natural de Hidratación -FNH-, unos agentes compuestos por un manto lipídico y moléculas de agua, que consiguen separar las células muertas de la piel renovada.
Ante la falta de hidratación, las células muertas permanecen agrupadas en la superficie de los tejidos dando a la piel un aspecto seco y agrietado.
Factor Natural de Hidratación
El Factor Natural de Hidratación puede desaparecer o verse significativamente alterado por estos motivos:
El agua, elemento vital para la piel
Nuestra piel cuenta, de forma natural, con un mecanismo de hidratación que regula y protege nuestro cuerpo de las condiciones externas y las posibles agresiones cotidianas como el calor, el frío, las infecciones, la sudoración, etc, mecanismo que proporciona el equilibrio necesario para que la piel esté hidratada y pueda lucirse bella y cuidada.
Sin embargo, esta capacidad auto-reguladora del organismo para hidratar la dermis, se puede ver alterada por factores externos –clima, polución, estrés, etc…-, que rompen el equilibrio natural y provocan un déficit de hidratación de mayor o menor grado. Cuando esta capacidad de hidratación desaparece o es insuficiente, la piel pierde su elasticidad, tornándose áspera, tirante y frágil. Por todo esto, el agua es un elemento fundamental que debemos regalar a nuestra piel para mantenerla en plenas facultades de salud y vitalidad.