Dar una flor, una rosa, un clavel, no es el siempre hecho de prolongar un abrazo. Este gesto comienza en el momento en el que nuestro corazón late sin parar y sin sentido alguno, experimentando una mágica sensación, como si el cuerpo hablará en representación del amor y digiera: dame una rosar para expresar lo que dicta el corazón.
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